Notas de viaje | Dia I
Desde Río Gallegos
Con
mi mamá y mi hermano decidimos hacer lo que es común a cualquier fueguino:
salir desde Ushuaia en auto hacia el norte. Vamos a ir parando en las ciudades
y pueblos que se nos aparezcan. Me puso feliz tener Spotify en el celular y
conectarlo por bluetooh con el estéreo; así son los viajes burgueses de hoy y
no me avergüenzo tanto. Mientras manejaba me acordaba de que cuando era chico
hacíamos el mismo recorrido que ahora y escuchábamos los mismos dos o tres cassettes
de lado y lado. Eran Laura Pausini, Shakira y Marcela Morelo. Nunca me olvidé
de esas canciones.
Yo
manejo y mamá me habla de Cristina. No sabía que se podía hablar de política un
primero de enero. Gustavo, en el asiento de atrás, se indigna y murmura alguna
palabra, estimo que Clarín o Magnetto.
Hace
tres años, cuando vivía en una pensión de Buenos Aires, a veces hablaba de
Tierra del Fuego. Me gustaba mitificar: contaba que en realidad el lugar más
importante de la provincia es la panadería de Tolhuin (Tolhuin es un pueblito
que queda a mitad de camino entre Ushuaia y Río Grande). Tanto insistí con eso
que, estoy seguro, creé una expectativa que la realidad nunca podría alcanzar.
Pero hoy me di cuenta de que sí, la alcanzó y la superó. Llegamos a la
panadería a media mañana, había niebla y algunas gotas en el parabrisas. Entramos
y las mesas eran la misma pedorrada que cuando tenía cinco años. Desayuné
empanadas frías con café. Mirando alrededor me di cuenta de que hay gente de
paso, normal, pero también gente acaudalada que viaja 102 km para desayunar en
la famosa panadería. El resto del pueblo es fantasma, como siempre. En la calle
no camina nadie, no hay un solo auto, pero el estacionamiento de la panadería
está repleto. Adentro la gente es feliz. Nabokov decía que la vida es una
chispa de luz entre dos abismos idénticos de oscuridad. La panadería La Unión
también es una chispa en ese pueblito de tanta desolación.
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La leyenda. |
Estamos
haciendo noche en Río Gallegos, ciudad rara si la hay. Será porque es primero
de enero, pero en las calles del centro no hay nadie y hay basura por todos
lados. Es como si hubiéramos llegado a una fiesta que ya terminó y nos dijeran
que nos toca lavar los platos. Van un par de observaciones banales:
-Casi
no hay ancianos. Todos pibes de 30 y arriba de un auto. En eso parecen
fueguinos.
-Mucha
basura en la calle.
-Todo
está medio hecho mierda. Yo pensaba que por ser la ciudad K estaría con
edificios nuevos y las calles parquizadas.
-La
avenida Néstor Kirchner existe.
-Nunca
se me había ocurrido que podía existir una ciudad con precios más caros que
Ushuaia.
-Primera
vez, desde que recuerdo, que no hay viento.
-Los
ítems anteriores dan la sensación de que es todo una mierda. Nada que ver. Estoy
muy feliz y mañana seguimos viaje.
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