Oh, vamos a ese lugar mejor


Última noche en Ushuaia. ¿Qué vi, qué hice? Tengo una playlist que se llama Ushuaia / as time goes by, dedicada exclusivamente a canciones que sonaban o podrían haber sonado cuando era chico. La última la agregué hoy y se llama Beetlebum, de Blur. No la conocía, me apareció en Instagram. La playlist me enseña que se puede expandir el pasado; desde el presente se le pueden agregar cosas que pertenecen al mismo mundo, que “vibran” en la misma frecuencia. Volver a Ushuaia siempre es expandir un poco el pasado.

El domingo fuimos con F a un paseo de artesanos. Casi todos los stands vendían postales, mates, aros o todo eso junto. En un momento me di vuelta y vi a mis espaldas una biblioteca que apareció casi de la nada. No sé cómo, no sé por qué, pero ahí estaba, contra una pared. Encontré un manual Santillana de cuentos clásicos, algunos de terror, otros policiales, otros de aventura. En una palabra: historias que leía de chico, con la tipografía de los libros que leía de chico, y el mismo tipo de ilustraciones. Me lo llevé (quizás la palabra adecuada sea "lo robé"). Y a lo que iba: entre los stands había una señora que había hecho de su cuadrícula un miniestudio. A su izquierda entraba luz de afuera, y con la mano derecha pintaba. 


Pensé: cada uno hace lo que puede con su cuadrícula. 




La señora pintaba óleos y acuarelas de la ciudad y también de los alrededores. Entre ellos, un cuadro chiquito de un desfiladero visto desde atrás. Eran dos montañas separadas por un espacio de cinco o diez metros, el sol había bajado lo suficiente como para que las montañas se vieran a contraluz. Es decir, había dos sombras titánicas que parecían caer a los pies del observador. Otra acuarela era de una esquina de Ushuaia: San Martín y Roca. Se veía el Bar Ideal y el resto de la calle; al fondo dos montañas. No es una esquina cualquiera, creo que la señora la eligió a propósito. Le dije que es una imagen muy nostálgica porque remite a una esquina que hoy está transformada por los edificios, bares exclusivos para turistas, etc. Salvo, y acá está lo más importante, el Bar Ideal, que sigue igual desde hace por lo menos cuarenta años. La señora respondió que uno siempre pinta para volver a algo, y que en el fondo uno quiere volver a esos lugares para comprobar que el pasado existió.


El otro día dos alumnas se quejaban de que la profesora de matemática suplente y el titular enseñan distinto. Una pedía que detallaran cada paso, ahora el titular pide que simplifiquen lo más posible. Son dos filosofías de vida, dijimos. Una opera por adición y la otra por sustracción: una es agregar, engordar, desplegar, y la otra es quitar, suprimir, reducir. En eso pienso mientras hago la valija, cosa que odio. Mañana, vuelta a Buenos Aires. Por suerte la valija está casi cerrada, ya sé qué se va y qué se queda. ¿Lo sé? Vuelven más libros de los que vinieron, la playlist vuelve con algunas canciones extra. Me llevo, por supuesto, la acuarela de esa esquina elegida con tanto cuidado. 


PD: la pintora se llama María del Valle Priamo.


Comentarios

  1. Que la cuadrícula te quede siempre pequeña, Pablo! Buen viaje 🖤

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